Published: May 2, 2012
Pages: 121
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Francesca Woodman Poetic Project
Imaginarse lejos de su pequeño piso. Aquel era su espacio de creación, dónde intentaba captar la esencia misma de la luz y la verdad de los cuerpos. Francesca suspiró y encendió otro cigarrillo. Ella quería quedarse allí, quizás para siempre. Tanto frío sintió que al final se levantó, lentamente, como una vieja con huesos de cristal. Entonces recordó que el amor era una herida abierta de par en par que ya no le pertenecía. Francesca quiso llorar, pero sus ojos eran dos pesados ceniceros preñados de colillas. Su boca pastosa le trajo a la memoria viejos besos borrachos. Nudos de alquitrán sujetaban sus muñecas. Un día fue capaz de captar la luz con sus manos, la belleza de lo irreal. Pero ella ya no sabía cómo continuar con su trabajo. Ya no era capaz de captar la magia de los cuerpos desnudos, ni la verdad de su propio rostro. ¿Qué haría si los pájaros la abandonaban para siempre? El frío, como si fuera su señor, la había poseído. “¿A dónde iré, si ya no puedo crear? Mi cabeza es un laberinto lleno de enredaderas. Trepo por ellas, me subo por las paredes, arranco el papel de flores, me lo como con desdén, pero no soy capaz de encontrar la luz en esta habitación. Y el frío como un puñal me arrebata las ideas. Una a una. La ventana es como una boca desdentada y sucia que me insulta. Yo antes era… Francesca Woodman, y creaba bellos universos borrosos y etéreos, como mi propia vida. ¿A dónde han ido? Tengo algo roto aquí dentro, algo pesado que tira de mi hacia abajo. Pero sé que en el fondo no hay nada. La inspiración ha salido volando por la ventana. Volando, lejos de mis manos.”Ella se mira reflejada en el cristal, y toma una decisión. La que de una vez por todas la hará inmortal e imperecedera. Como sus fotografías, Francesca se desdibuja para decirnos algo. Sólo hay que escucharla con los ojos bien abiertos. Entonces, de alguna manera comprenderemos porqué Francesca Woodman dejó de ser para habitar en sus fotografías.
Allí, la luz es clara y los pájaros siempre cantan al amanecer.
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Francesca Woodman Poetic Project
En este instante, ha quedado capturado el movimiento. Y yo, paralizada, dejo que tus extremidades sean una extensión de las mías, sincronizando tu pálpito con mi hálito, pasto de distorsión. En este instante, ha quedado bloqueada la gravitación planetaria, pero tú abrazas esa ausencia y creas una atmósfera resplandeciente donde orbitar sin restricción. El centro está tan lejos que siento que podrías salir despedida en cualquier momento. Momento, cápsula de eternidad que viene a curar nuestro espacio y nuestro tiempo.En este instante, la velocidad de tus pupilas hace que todas las habitaciones se desnuden y empiecen a hundirse los edificios, precediendo la caída de las ciudades, de los imperios y los siglos. En este instante, enamorarse y tocar el vacío es la mejor opción, si es que hay opciones posibles en este cúmulo de errores sólo generables por la humanidad. Porque la acción es invisible y la reacción reversible, aquí y hoy. En este instante, estamos despertando del sueño de vivir y nos lavaremos la cara con un legado de realidad bien desenfocada, donde el resultado ha dejado de tener valor y su sucesora es la intención. Yo ya he estado aquí, pero no fue en el futuro ni tampoco en el pasado, fue en este preciso instante.
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Francesca Woodman Poetic Project
Tantas veces huyendo que no logro distinguir una entrada. Dimensión afectada por la caricia de tu retina. Perspectiva mutante y perenne, con tu luz haciendo un mundo y tu sombra el agujero negro por el que quiero mirar. Yo no concibo que hayas sido arrastrada desde tu posición inicial, casi alegórica, hasta esta grieta que empieza a ser guarida de todos los vacíos. Tu violento equilibrio desafiando las leyes que no se han de nombrar. Imagen sin semejanza. Y no te nombro, gravedad.Declinado el propósito, voluntad yerma enfundada por un marco de soledad y esquinas rotas, diviso a distancia los habitáculos no iluminados, sólo insinuados, esperando a que me escupas con tu misterio en la boca ninguna respuesta. La pregunta definitiva carece de ella. Y por las vetas de la madera ajada, enmudecen los gritos de quienes palparon tu anatomía rasa y desgastada, dejando paso a un silencio hecho universo, cercano al de un corazón que se ralentiza hasta parar. Y tú, sostenida tecla negra sobre pared blanca, me susurras esa canción triste todavía no inventada, inmutable y estática, mientras tu arquitectura imposible hace transmutar la observación en percepción, cada vez más dilatada, hasta acercarme al bienaventurado ensayo, cortesía de Huxley. Siendo ésta la invitación, cruzo la puerta, aunque tantas veces huyendo no me permitan, tampoco, distinguir una salida.
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