Estamos aquí, mutando.
Apenas sin hacer ruido.
Soñando lo que queremos ser.
Noche infinita.
Susurro.
Arcoiris invisible.
Luciérnaga de emoción.
Hoy las vidas son un caos y hacemos estudios teóricos sobre el suicidio,
sólo con la intención de "verlo venir",
porque el mundo escupe hacia abajo,
en el abismo insondable de la tristeza impuesta
por los poseedores de la verdad absoluta,
que mienten como perfectos autómatas del sinsentido.
Estamos aquí, mutando.
Y la música que nos apacigua y nos da alas invisibles
para volar en un cielo fragmentando que estalla
en colores de vino y acuarela
maldecida por ojos ciegos,
donde el temblor se torna norma
tras vaciar cinco vasos de ginebra de un solo trago.
Hembra muerta.
Macho despojo.
Cura podrido y mortaja de infiernos.
Mareva en el corazón,
penetrando como bisturí de fiebres.
Todos nacimos rotos por dentro
y ahora, encima,
nos cobran un euro
por las tiritas que no sirven de nada,
tan solo de PLACEBO.
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